1. Presta especial atención a los carteles de seguridad. Los avisos que se fijan en playas y piscinas no están ahí por mera cuestión de adorno, sino para advertir a los usuarios de los peligros asociados al baño e informarles de las precauciones que deben adoptar para su seguridad. Lee, por tanto, tales indicaciones con atención y respeta todas las normas e instrucciones que contengan.
2. Máxima prudencia al bañarse. Por mucho que uno sepa nadar y se maneje con soltura en el agua, resulta imprescindible ser prudentes y no confiarse nunca. Por desgracia, son cada vez más las víctimas de ahogamiento que tienen lugar cada año, muertes que en muchos casos podrían haberse evitado con un mínimo de prudencia. Es por ello que aconsejamos bañarse siempre en zonas seguras que, como tales, estén habilitadas y convenientemente custodiadas por socorristas, y tratándose de niños, que estos nunca se bañen solos y estén en todo momento vigilados por una persona adulta. Es más, si los niños no saben nadar, deben usar siempre chaleco salvavidas, incluso aunque se bañen en la orilla, ya que, como dice el refrán, más vale prevenir que curar.
3. Usa siempre protector solar. La exposición prolongada al sol y a los peligrosos rayos ultravioleta puede provocar quemaduras e importantes daños en la piel si no se protege esta convenientemente a través de las correspondientes cremas de protección solar. En este sentido, utiliza siempre un protector alto, en función de tu tipo de piel, y ponte la crema al menos treinta minutos antes de iniciar la exposición al sol. Vuelve a aplicarte el protector cada dos horas aproximadamente y siempre después de haberte bañado. Por lo demás, la exposición al sol ha de ser gradual durante los primeros días y, en la medida de lo posible, evitar la exposición directa entre las 12 y las 15 horas, que es cuando más potente resulta la radiación ultravioleta. Sigue a rajatabla este brycus consejo y podrás disfrutar del sol sin sufrir desagradables quemaduras u otras complicaciones.
4. Cuidado con la digestión. Es conveniente que después de haber comido, sobre todo si la comida fue copiosa, esperes al menos un par de horas antes de bañarte, ya que podrías sufrir un corte de digestión. Debes asimismo evitar los cambios bruscos de temperatura, para lo cual conviene que entres en el agua de manera progresiva, mojándote primeramente la nunca y las extremidades antes de sumergirte por entero. Y al primer síntoma de náuseas, mareos o escalofríos, sal del agua rápidamente.
5. Hidrátate bien. El baño supone también ejercicio y, por tanto, sudor, de manera que, por mucho que estés en el agua, debes hidratarte convenientemente bebiendo líquidos a menudo.
6. Atención a las zambullidas bruscas. Tirarse al agua de cabeza, desde un trampolín elevado o realizando determinadas acrobacias conlleva mucho más peligro del que a priori pudiera creerse, sobre todo en lugares con fondo desconocido. Muchas lesiones medulares tienen lugar precisamente por culpa de estas prácticas arriesgadas, de modo que evítalas si quieres disfrutar de un baño seguro.
7. Cuidado con los cortes y resbalones. Al andar descalzo debes fijarte bien por donde pisas para prevenir accidentes, tales como cortes o resbalones. Debes, por tanto, extremar las precauciones, sobre todo en lo que respecta a los niños más pequeños, procurando que anden el mayor tiempo posible con chanclas u otro tipo de calzado especial para este tipo de escenarios.
8. Picaduras. En los lugares de baño es muy habitual la presencia de insectos que provoquen irritantes picaduras. En caso de sufrir alguna especialmente virulenta que cause hinchazones, dolor o un picor excesivo, el mejor brycus consejo es lavar abundantemente con agua y jabón la zona afectada, aplicar algo de hielo con una toalla y, en los casos más graves, untar algún tipo de crema antiinflamatoria. Y si, pese a todo, la picadura se agrava, acudir al médico lo antes posible.
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